Vaya nochecita

Me las pintaba felices. Eran las 23:50 (más o menos) del pasado lunes, 20 de abril (como la canción de Celtas cortos). Me levantaba del sillón después de haber visto Madagascar 2 (por cierto, malísima. Con lo que me gustó la primera....). Recogía los platos, e iba a dejarlos en la cocina, cuando de repente, un penetrante olor a quemado llegaba hasta mí. La primera opción: los fuegos se habían quedado encendidos, pero no. Segunda opción: el motor de la nevera, pero tampoco (afortunadamente). Tercera opción: el ordenador.... pero menos mal que no. Así pues, Inma se levantaba, abría la puerta y desde la escalera el olor se metía en casa. Era allí donde pero olía, y donde se acumulaba el humo. Ante esta situación, todo lleno de humo y oliendo a quemado, hicimos lo que creemos era lo lógico: abrir puertas y avisar a los vecinos. Llamamos a varias puertas, y nos encontramos la primera sorpresa, ya que una mujer enseguida se nos unía en la preocupación, mientras otras dos vecinas parecian no darle importancia, porque no era en su casa. Aparecía por allí otra vecina. La resistencia estaba formada.

Tras recorrerme los 7 pisos buscando de donde podía venir el humo y el olor, descubro que en el segundo no hay aparentemente ningún rasto, mientras que del tercero al último va subiendo lentamente. Mientras yo hacía esto, Inma y las vecinas decidieron avisar al portero, al cual anónimamente llamaremos Rafa. Este señor, lo único que hacía era decir que no pasaba nada, que ya había ocurrido más veces y que estabamos alarmando a los vecinos. Vamos, lo típico, que a las 12 y pico de la noche huela a quemado y haya humo por varios pisos de la casa. Así que nada, yo mientras tanto recorriendo pisos, y encontrándome a un vecino que también nos aseguraba que en su casa no era. De repente, una vecina del último piso hacía acto de presencia, alarmada por el fuerte olor a quemado, y el humo que se acumulaba en la escalera. De esta guisa, con 5 o 6 vecinos preocupados, y Rafa (nombre anónimo) a lo suyo, abriendo ventanas e insistiendo que no pasaba nada, decidimos llamar a los bomberos, a pesar del anónimo Rafa.

Ataviado elegantemente con vaqueros y camiseta de pijama del pato Lucas, me puse el abrigo y salí a la calle, acompañado de Inma y una de las vecinas, para ver si había humo en algún piso por el exterior. Mientras Rafa, nuestro anónimo portero, abría las contraventanas de la puerta, insistiendo que estabamos alarmando, y despotricando de paso contra nosotros. A esas alturas, ya eramos algunos los que estabamos de acuerdo en una opinión sobre nuestro portero de nombre anónimo, Rafa. Mientras estabamos en la calle, llegaron los bomberos y la policia, acompañados del Samur. La llamada de Inma a los bomberos se había hecho efectiva rápidamente. Les contamos lo que ocurría y entraron a buscar el problema. Mientras esto ocurría, se desató la emmmm ¿catástrofe? ¿lo que tenía que ocurrir? ¿algo inevitable?

Rafa, ese hombre de nombre anónimo, continuaba diciendo que había pasado más veces, que no ocurría nada extraño. A lo que yo contesté que si no pasaba nada, pues bien, mejor para todos, pero que tal y como olía y el humo que había, que yo no podía quedarme quieto sin hacer nada. Con esto, Rafa me contestó algo ininteligible, pero que venía a ser algo así como: tu te callas que no pintas nada, que estoy harto de vosotros dos, no me hagas abrir la boca que puedo decir muchas cosas de tí. ¡Toma ya! La primera en la frente. Y esto, con la policia pasando entre medias de ambos. Yo, que estaba un par de escalones por debajo de él en la escalera del portal, decidí contestarle amablemente (es decir, que me oyeron todos los vecinos y parte del extranjero) diciendole que venga, que me dijera todo eso que podía decir de mí. La cosa fue breve, pero mientras él me decía que tenía mucho que hablar, yo le instaba a que lo dijera, hasta que le dije que no tenía nada de educación, que ni siquiera era capaz de dar los buenos días. Indignado, la conversación fue tal que así de surrealista:

Yo: eres un maleducado, aún estoy esperando a que me des los buenos días.
Rafa: ¿qué yo no te saludo? eres tú, y tú (señalandonos a Inma y a mí), los que nunca saludais. Mucho tengo que decir de vosotros.
Yo: claro, porque hace mucho que me cansé de saludar y ver como tú girabas la cabeza hacia otro lado.

Fue entonces cuando Inma me cogió diciéndome que no merecía la pena con gente como Rafa. La cosa se calmó, aunque tanto él como yo seguíamos hablando, pero ya a nível personal. La gente no se metió por medio más que para decir que nos calmasemos.

A todo esto, los bomberos seguían por las casas buscando el problema. Finalmente lo encontraron. Uno de los vecinos, quien antes me había dicho que no era en su casa, se había dormido con una cacerola en el fuego, lo que había provocado todo el humo y el olor a quemado. Un susto.

Ahora bien, puede que fuese una falsa alarma, pero creo que hice lo correcto avisando a los vecinos y posteriormente a los bomberos, máxime cuando otros vecinos opinaban lo mismo. ¿Cuál es vuestra opinión?