Dirigida por: Orson Welles
En el año: 1941
Con el título original: Citizen Kane
Con: Orson Welles, Joseph Cotten
Y una duración de: 119 minutos
Con: Orson Welles, Joseph Cotten
Y una duración de: 119 minutos
Aunque a priori es una película que más alla de una gran narración, no parece aportar nada más (sobretodo si se vé hoy en día), detrás de sí misma esconde una capacidad cinematográfica que en los años 40 supuso una revolución en el mundo del cine. Es una película que hay que ver centrándose en las capacidades técnicas que existian por entonces. En realidad, no aportó nada nuevo técnicamente, al menos en apariencia. Bien es cierto que los recursos narrativos que emplea ya eran conocidos, pero la narración rompió moldes, y añadió algo hasta entonces casi inaudito: planos en picado y en contrapicado, así como empezar la película por el final. Esto último es sencillo, la primera escena nos muestra al protagonista en su lecho de muerte, y una sola palabra basta para iniciar la historia: Rosebud. Sin embargo, lo que hace de Orson Welles único e innovador en esta película, es la perfecta conjunción de todos los elementos, que parecen haber sido creados a propósito para Ciudadano Kane.
Charles Foster Kane es un magnate de la prensa. Un hombre que nada a diario en el poder. Cuando muere en Xanadú, su mansión, rodeado únicamente por sus sirvientes, pronuncia la famosa palabra. A partir de ahí, un periodista investigará sobre su vida entrevistando a todos aquellos que le conocieron y trataron con él. Su objetivo, averiguar el significado de Rosebud. Para ello, la biografía de Kane a través de continuos flashbacks resultar fundamental.
Welles se inspiró en el magnate William Randolph Hearst para crear el personaje de Charles Foster Kane. Hasta el punto de que Rosebud, en el entorno de Hearst parece que era una parte muy concreta de la anatomía de su pareja, Marion Davies. El propio Hearst intentó boicotear el estreno de la película (según cuentan introdujo a periodistas y a una menor desnuda en la habitación del hotel en que se hospedaba Welles el día del estreno), pero afortunadamente no tuvo éxito.
La película, ópera prima de Welles, es una obra maestra en muchos sentidos (está considerada como la mejor película de la historia), y ha servido de inspiración a muchas otras. Cabe decir que a ratos puede ser (y lo es) bastante lenta, pero aún así, es imprescindible. Después de esto, con razón Orson Welles fue considerado en niño terrible de Hollywood (no en vano, dirigió, escribió y protagonizó la película con tan solo 25 años).
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